Yo He Vencido

Devocional de hoy

Yo He Vencido

El enemigo más peligroso del cristiano

De los enemigos del cristiano, hay uno, el más peligroso, y el menos valorado, con el cual convivimos, y aceptamos como buenos, sus principios y valores, este enemigo es el mundo.
Vivimos en completa simbiosis en él.

La naturaleza dual del hombre

El hombre es ser anfibio, mitad del cielo y mitad de la tierra, tiene vocación de eternidad, pero está sujeto a un cuerpo físico.
Nuestro hombre natural, se aferra a rutinas, costumbres, personas y cosas, creando vínculos muy estrechos, que sin darnos cuenta, nos distraen de lo eterno.
Las propiedades naturales atan al propietario con el lazo invisible llamada apropiación, y cuando la propiedad se ve amenazada, el propietario se levanta en armas para defenderla.

El mundo como corriente de pensamiento

El mundo, es también, una corriente de pensamiento, son una relación de ideas humanas que deben ser puestas en cuarentena y contrastadas con la verdad del evangelio.
Las ideas se analizan, se complementan, se contrastan y en muchos casos se desechan, no se da todo por bueno.

El mundo como masa humana

El mundo también es una masa humana, poco reflexiva, que sigue a la mayoría sin cuestionar hacia donde se dirige, como seres gregarios necesitamos a la manada y ser aceptados en el grupo, nadie quiere estar al margen, es la tiranía de la mayoría.

Jesús y su victoria sobre el mundo

Pensamos que Jesús vino a un mundo primitivo, vacío filosóficamente, rudimentario, poco organizado, y sin bases culturales y religiosas, nada más lejos de la realidad.
Con la pequeña diferencia de algunos adelantos técnicos, era una sociedad más sofisticada, culta y organizada que la nuestra, donde no había espacios vacíos para abrirse camino con una nueva doctrina, como las buenas nuevas del evangelio.

El contexto cultural del nacimiento de Jesús

Voy a tratar de explicar cómo era la realidad donde emergió la preciosa revelación de la persona de Jesucristo.
El momento y el lugar en el que Jesucristo se manifestó estaba impregnado, es más, saturado de tres líneas de pensamiento:
La griega, la romana y la judía.

Influencia griega: la herencia filosófica

Trescientos años antes del nacimiento de Jesús toda la región se vio afectada por la conquista de Alejandro Magno, trayendo con sus huestes toda la filosofía de Sócrates, Platón y Aristóteles.
De hecho, el idioma internacional en el que se entendían las diferentes culturas era el griego.
Era un momento efervescente desde el punto de vista filosófico, no estaban huérfanos de cultura, sino colmados de información y conocimiento.

Influencia romana: poder y civilización

Roma había traído con sus legiones la paz romana, el comercio, los adelantos tecnológicos, el derecho romano, el poder militar, la organización de los estados, la recaudación de impuesto y la política.
El denario, con esa moneda se podía pagar desde Hispania a oriente medio, la gente viajaba casi como se viaja hoy por las calzadas romanas, con peajes, posadas y seguridad, facilitando el comercio y el intercambio cultural y las galeras que comunicaban todo el Mare Nostrum.
A este mundo se presentó Jesús, naciendo en un pesebre, sin las influencias del poder mundano, y sin la riqueza de este mundo, que es poder más influyente.

Influencia judía: religión y tradición

Y qué hablar del mundo judío con su religión, sus costumbres, sus leyes, sus patriarcas y líderes religiosos, su historia y héroes del pasado, el orgullo de tener antepasados como Abraham, Moisés, David o Salomón, y su templo y la ciudad santa de Jerusalén.
Todo este sistema filosófico, político y religioso se enfrentó a Jesús.
Todos le vieron como una amenaza, como un intruso, a quien combatir, a quien neutralizar, a quien eliminar.
Pero Su luz era tan intensa, su belleza tan divina que ninguno de estos poderes pudo con Él.

La victoria de Cristo

Venció a los filósofos con su enseñanza, venció al sistema predicando el reino de los cielos, venció a los religiosos revelando al Dios verdadero.
Yo he vencido al mundo, dijo Jesús.
Y nosotros nos quejamos que vivimos en un mundo hostil.

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