Venciendo al diablo desde la humildad

Por Juan José Estévez - Devocional 29 de julio 2025.

Devocional de hoy

Venciendo al diablo desde la humildad

“Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.”
Juan 13:14

La paradoja del Reino: más fuerte es el que se agacha

Una de las escenas más impactantes del Evangelio ocurre en el aposento alto. Jesús, sabiendo que tiene todo el poder del cielo y la tierra, no usa esa autoridad para impresionar, sino para servir. Se agacha y lava los pies de sus discípulos. Es una imagen desconcertante: el Creador lavando los pies del polvo humano.

Allí Jesús nos enseña una verdad revolucionaria: el que se humilla es el más fuerte. En el Reino de Dios, el poder no se manifiesta en dominio, sino en servicio. La verdadera autoridad viene de estar postrado, no de estar de pie.

Pedro, la resistencia del orgullo

Pedro, al ver al Maestro agachado, se resiste: “Jamás me lavarás los pies”. Pero Jesús le responde con firmeza:

“Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.”
Juan 13:8

A veces, como Pedro, creemos que Dios solo obra cuando estamos “fuertes”, “dignos”, “preparados”. Pero Jesús deja claro que su gracia solo entra en la vida del que se deja servir. Dejarse lavar los pies por Jesús requiere rendirse, dejar el orgullo a un lado, reconocer que necesitamos limpieza y dirección.

Humillarse: la estrategia de Dios contra el diablo

El enemigo fue vencido no por una demostración de poder divino en el cielo, sino por un acto de humillación extrema en la tierra: la cruz. Jesús, siendo Dios, tomó forma de siervo y murió como hombre. Su fuerza no estuvo en evitar la cruz, sino en someterse a ella. Por eso Pablo escribió:

“Me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.”
2 Corintios 12:9

Dios vence a través de lo que el mundo desprecia: la debilidad, la renuncia, el quebranto. Y esa es la estrategia que nos deja: agacharse para que Él se levante en nosotros.

Marta y María: dos posturas, dos resultados

En el hogar de Betania, Marta servía activamente mientras María se postraba a los pies de Jesús. Una buscaba ser aceptada por lo que hacía; la otra, simplemente quería estar cerca. Jesús elogió a María y dijo:

“María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.”
Lucas 10:42

No se trata de hacer más para ser aceptado. Se trata de estar más cerca. El amor de Dios no se gana con esfuerzo; se recibe con humildad.

El poder de postrarse

María también fue la mujer que rompió un frasco de perfume de gran valor para ungir a Jesús. Derramó lo más preciado sobre los pies del Maestro. No estaba pensando en el reconocimiento, sino en el amor. Jesús dijo que ese acto sería recordado por siempre.

Humillarse no es rebajarse; es reconocer quién es Jesús y quién soy yo. El que se agacha no pierde su valor, sino que encuentra su verdadera fuerza.

Conclusión: agacharse es vencer

Hoy el Señor te llama a revisar tu postura espiritual. ¿Estás de pie, sosteniéndote en tus logros, en tus obras, en tu imagen? ¿O estás postrado, como María, como Jesús mismo, en una actitud de rendición?

El poder de Dios se manifiesta en los que se humillan. Cuando Jesús lavó los pies de sus discípulos, incluso los de Judas, lo hizo para mostrarnos el camino. La victoria sobre el enemigo, sobre el pecado, sobre uno mismo, no está en subir, sino en bajar.

Oración final:

Señor Jesús, enséñame a agacharme como tú. A dejar el orgullo, a rendirme, a servir sin buscar reconocimiento. Llévame a tus pies, donde hay limpieza, dirección y fuerza verdadera. Que mi vida no sea una carrera para sobresalir, sino una búsqueda constante de tu presencia. Amén.