¿Quién es Dios para ti?

Por Ramón Ubillos - Devocional 23 de julio 2025.

Devocional de hoy

¿Quién es Dios para ti?

Meditamos en Mateo 16:13–15:

“Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”

Esta pregunta nos confronta hoy: ¿Quién es Dios para ti? Para algunos, es un ser lejano, en un cielo inalcanzable, al que miramos con esperanza en la necesidad. Para otros, es un Dios cercano, amoroso, con quien caminamos cada día, sin temor, porque Él revela Su corazón en nuestra vida, mostrando detalles de Su amor y grandeza.

Ejemplos de comunión con Dios en la Biblia


La Biblia nos presenta a quienes conocieron a Dios íntimamente. Enoc, séptimo desde Adán, caminaba con Él diariamente, hasta que un día no regresó, llevado a la eternidad. ¡Qué anhelo tener esa comunión! Abraham dejó su tierra, su posición, todo, confiando en la voz de Dios sin saber su destino. Sus encuentros con el Altísimo transformaron su vida, marcándolo como amigo de Dios.

En Juan 17:1–3, Jesús ora:

“Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; [...] Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.”

Conocer a Dios es nuestro propósito, no a través de sistemas religiosos, sino como hijos que entran libremente a Su presencia.

Religión versus relación personal


El mundo religioso a veces limita a Dios a intermediarios, pero Jesús es el único camino al Padre. Moisés subió al Sinaí, pero el pueblo temió la voz de Dios y pidió un mediador. Jesús nos invita a todos a conocer al Padre directamente, guiados por el Espíritu Santo, que nos lleva a la verdad liberadora.

Testimonios del Nuevo Testamento


Pablo, tras encontrar a Jesús en Damasco, cultivó una relación tan profunda que dijo en 2 Timoteo 1:12:

“Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.”

En Juan 14:23–24, Jesús promete:

“Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras.”

Amar a Dios es buscarlo, vivir con Él, hacer morada en Su presencia.

La intimidad con Dios


¿Quién es Dios para ti? Es quien perdona tus pecados, sana tus heridas, te da paz en la tormenta, te levanta cada mañana. Conocerlo requiere tiempo, como con un ser amado. No basta con asistir a cultos; si amas a Dios, lo buscarás desde la madrugada, como el salmista: “De madrugada te buscaré.”


El mayor sacrificio de Jesús no fue solo la cruz, sino perder momentáneamente la comunión con el Padre, gritando: “¿Por qué me has abandonado?”
Dios anhela esa intimidad con nosotros.

Que digamos: “Señor, quiero conocerte más.” Busquémoslo con hambre, dejemos que el Espíritu revele al Padre y al Hijo, y vivamos en morada con la Trinidad, hoy y por la eternidad.

Oración final


Señor, yo quiero conocerte mejor. Quiero conocerte más profundamente." Y el Señor te va a decir, búscame, Quiero hablarte personalmente, profundamente. Padre bendito, tú conoces nuestros corazones.

Te pedimos gracia para que nos ayudes a buscarte. Revélate a nuestras vidas, Espíritu Santo, llévanos al conocimiento de la verdad. Jesús, conforme a tu promesa, llévanos, revélanos al Padre. Queremos hacer morada contigo. Ayúdanos, Señor. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.