Panal de Miel son los Dichos Suaves

Devocional de hoy

Panal de Miel son los Dichos Suaves

El valor de las palabras

Nuestra sabiduría se demuestra en muchos casos por lo que hablamos, y por el control que tenemos sobre las palabras que salen de nuestra boca.
Habla del sabio la piedad y la sabiduría son evidentes cuando le enseña la boca que decir y que no decir.
Santiago 3:5 nos enseña que un miembro tan pequeño como la lengua, puede encender un gran bosque.

El hombre sabio

Habla del hombre sabio un hombre sabio es el que aplica el conocimiento de la palabra de Dios a la vida diaria eso le hace sabio porque la palabra trae vida.
¿Por qué el rey Salomón dedicaría su tiempo para referirse a cómo hablar?
Las palabras pueden destruir. En su época los reyes dependían de los mensajeros para obtener información sobre sus naciones y sus territorios, por eso valoraban tanto a los que eran confiables.

Eran prudentes y reflexivos sin reacciones extremas ni palabras ásperas cualquiera que fuere el asunto.
Aquí también vemos dos aspectos uno el que trae el dicho y otro el que lo recibe.

Discernir lo que escuchamos

Hay muchos que cuando reciben la opinión de alguien ya la dan por buena sin haber escuchado la versión de la otra persona de quien trae la queja.
Es más, si conoces a las personas empiezas a saber cuando te hablan de algo, si hay cosecha suya propia o simplemente es el relato de la situación.
Tenemos que ponernos en los dos lugares para ver la perspectiva con que cada uno ven la misma situación.
Un ejemplo práctico sería un número que si lo miras de abajo puede ser un 6 pero puede ser un 9 si te das la vuelta y lo miras del lado contrario.

Por eso es bueno discernir las conversaciones que traen a nosotros cuando se nos habla de otros.

El poder de las palabras agradables

Hay un poder maravilloso en nuestras palabras para atraer bendición y agradar a los demás.
En la antigua cultura bíblica nada era tan dulce como la miel del panal y las palabras agradables pueden ser así de dulces y maravillosas.
Y no digo que no tengamos que tratar las cosas como son y dar por bueno a lo malo no digo eso. Sino saber ajustar nuestros dichos para que sea medicina para otros.

Diferentes formas de predicar

Por ejemplo, Juan el Bautista predicó en el desierto de una manera, “arrepentíos o pereceréis”
Sin embargo, Pablo en Atenas predicó; “sobre Jesucristo y su resurrección”.
Si los hubiéramos cambiado el uno por el otro de escenario y de predicación posiblemente hubiera sido un desastre ya que no eran los mismos oyentes.

Jesús le dijo a Nicodemo: “te es necesario nacer de nuevo” pero es la única vez que Jesús dijo eso.
Sin embargo, a la mujer Samaritana le dijo: “si bebieres del agua que yo te daré”.
Las dos expresiones son esenciales para nosotros los cristianos por una parte tenemos que nacer de nuevo y por otra parte tenemos que beber del agua de vida que es Cristo.
Qué bueno que nosotros podemos tener las dos expresiones.

La guía del Espíritu Santo

Por eso no es bueno aplicar fórmulas de otros o nuestras de otras situaciones, sino que el Espíritu Santo nos muestre la miel para dar en cada momento, y tanto puede ser una palabra suave o una palabra dura, sazonada con sal, esa palabra oportuna sea cual sea que el Señor nos de en ese preciso momento.

Que sea el Espíritu Santo el que ponga los dichos en nuestra boca, porque entonces si serán como panal de miel.