Lengua Mentirosa, Fuera del Carácter de Cristo

Devocional de hoy

Lengua Mentirosa, Fuera del Carácter de Cristo

Dios aborrece la lengua mentirosa

Dios aborrece aquello que corrompe el corazón del hombre, y una de esas cosas es la lengua mentirosa. Ya vimos lo que hay detrás de una mirada altiva, y hoy reflexionamos sobre el poder de las palabras y cómo la mentira no tiene lugar en el carácter de quienes desean reflejar a Cristo.

Hablar la verdad es reflejar a Dios

Hablar la verdad es mucho más que un valor moral: es una expresión directa del carácter de Dios. En Dios no hay mentira, Él es verdad absoluta, y Jesús mismo dijo: “Yo soy la verdad” (Juan 14:6). Por eso, si somos sus hijos y discípulos, no podemos consentir la mentira en nuestras vidas.

La mentira viene del enemigo

La Palabra nos advierte que Satanás es el padre de la mentira (Juan 8:44), y cuando mentimos, por más pequeña que parezca la mentira, estamos actuando en oposición a la verdad de Dios. La mentira no solo se dice con palabras… también se expresa en silencios, en omisiones, en exageraciones o cuando evitamos defender la verdad. Quien calla ante una mentira, también participa de ella.

Una práctica común pero peligrosa

La lengua mentirosa es aquella que no sólo falsea la verdad, sino que busca manipular, encubrir, proteger intereses egoístas o “salir del paso” sin tener en cuenta a quién afecta. Muchas veces mentimos sin pensarlo, casi como una costumbre. Como solía decir mi esposo: "Hay personas que mienten como respiran", y tristemente eso se convierte en una práctica tan común que ya no les causa temor ni arrepentimiento.

Formas sutiles de la mentira

Pero la mentira también se manifiesta en otras formas más sutiles: la calumnia, la exageración o la manipulación de los hechos. Incluso si algo tiene “un poco” de verdad, cuando lo adornamos o lo distorsionamos, dejamos de decir la verdad, y eso nos convierte en portadores de mentira.

Las consecuencias de la mentira

La mentira destruye relaciones, hiere corazones, y sobre todo, entristece al Espíritu Santo. Y si realmente queremos reflejar el carácter de Cristo en nosotros, debemos pedirle al Señor que limpie nuestra boca y nuestro corazón, para que de nuestros labios solo salgan palabras de verdad y desechemos aquello que el Señor aborrece.

Oración final

Señor, limpia mis labios y mi corazón. Enséñame a amar la verdad y a rechazar toda forma de mentira, por pequeña que parezca. Que cada palabra que diga refleje Tu carácter, y que mis labios no contradigan mi fe. Ayúdame a no buscar agradar a los hombres, sino a Ti, en el nombre de Jesús. Amén.