La Obediencia que Trae Libertad

Devocional de hoy

La Obediencia que Trae Libertad

La autoridad como práctica innegociable

Existen varias prácticas innegociables para un verdadero discípulo del Señor. Así como orar, leer la Palabra y ayunar son fundamentales en la vida de todo seguidor de Cristo, vivir bajo autoridad es también una marca esencial del verdadero discípulo.

El ejemplo de los primeros discípulos

Si pensamos en los primeros discípulos de Jesús, todos ellos dieron ejemplo de obediencia, humildad y disposición para seguir al Señor donde fuera, haciendo lo que Él les pedía y cumpliendo Su voluntad. Hoy, para todo discípulo genuino, obedecer la Palabra de Dios es vital, y esa Palabra nos habla de someternos a las autoridades superiores, reconociendo que toda autoridad ha sido establecida por Dios. Resistir a la autoridad, entonces, es resistir a Dios, y eso nos lleva, como dice la Escritura, a traer condenación sobre nosotros mismos.

Más que apariencia: un estilo de vida

Pero no se trata sólo de honrar la autoridad de forma visible ante la iglesia o los hermanos. Se trata de vivir una vida en orden, procurando que cada una de nuestras decisiones, incluso las más pequeñas, estén alineadas con el consejo y la cobertura de aquellos que Dios ha puesto como autoridad espiritual sobre nosotros.

Transparencia y rendición

Un verdadero discípulo vive a la luz, sin guardar cosas “para sí”, sin ocultar aspectos de su vida a quienes velan por su alma. Aunque muchas veces esto se hace de forma inconsciente, necesitamos desarrollar la conciencia espiritual de que vivir bajo autoridad no es opcional, sino necesario y protector.

El principio de cobertura espiritual

Hace años aprendí que el principio de autoridad actúa como una cobertura, como un paraguas bajo el cual decidimos colocarnos voluntariamente. Nos cubre, nos protege y nos orienta. Sabemos que todos podemos fallar, pero lo importante es no caminar solos ni vivir “por libres”, asistiendo a la iglesia de vez en cuando mientras llevamos una vida sin rendición ni dirección. Un verdadero discípulo vive alineado a la Palabra, centrado en la voluntad de Dios y bajo cobertura espiritual. No actúa según su propia prudencia, sino que reconoce la sabiduría de someter sus pasos al consejo.

Autoridad: bendición, no esclavitud

Vivir bajo autoridad no es esclavitud, es una bendición. Es vivir la verdadera libertad a la que Dios nos llamó: una vida clara, transparente, sin rebeldía, sometiéndonos unos a otros en amor, con alegría y paz. Y recordando esta verdad: “Si no podemos honrar a la autoridad que vemos, ¿cómo honraremos la de Dios, a quien no vemos?” Jesús mismo vivió siempre bajo la autoridad del Padre y nunca hizo nada por su propia cuenta. Sigamos su ejemplo.

Oración final

Señor, dame la gracia para vivir bajo autoridad. Ayúdame a someter mis decisiones y mi vida a Ti, y a reconocer las autoridades que Tú has puesto en mi camino para guiarme, aconsejarme y protegerme. Que mi vida sea un reflejo de la tuya, Jesús, que te sometiste al Padre en todo momento y cumpliste Su perfecta voluntad. Amén.