La Gracia Del Señor

Devocional de hoy

La Gracia Del Señor

El Fuego del Espíritu en Pablo

Pablo, donde iba, llevaba el fuego del Espíritu Santo, autoridad de Dios y poder. Su vida muestra cómo un aguijón machacaba su carne, no sabemos si era una enfermedad que le golpeaba y no era quitada.

Recibió palizas, persecuciones, menosprecio, pero la gracia de Dios estaba siempre con Él.

La Gracia en Nuestra Debilidad

A veces parece que hay oraciones que no son escuchadas, no hay respuesta, no hay sanidad y seguimos postrados en nuestra debilidad, pero que nunca nos falte su gracia.

Dios obra en nosotros cuando vienen esas dificultades; en todo tiempo se perfecciona en nuestra pequeñez. Acaban tus fuerzas y comienzan las fuerzas del Señor. Por nuestras fuerzas es imposible; no podemos vencer las tentaciones, las tristezas, las mentiras de Satanás, pero ahí Dios se manifiesta y se glorifica en nuestras vidas y vence el pecado, al mundo, al diablo.

Reconociendo al Señor en Tiempos Difíciles

Parece que los cristianos no van a tener malos tiempos, pero sí. Y en esos tiempos tenemos que reconocer al Señor. El favor de Dios nos alcanza cuando lo necesitamos. En esos tiempos malos, que no entendemos nada —ni el por qué, ni para qué— debemos sentirnos cubiertos para no perder la fe, no caer en tentación, angustia, queja o amargura del alma.

La Manifestación del Poder de Dios

Relaciones personales impactantes muestran el poder de Dios en nuestras vidas. Cuando viene la dificultad, ahí es donde más debemos clamar al Señor y fortalecernos en Él. Entonces, el poder de Dios se manifiesta porque nos sostiene y no decaemos; nos levanta, no desistimos; nos anima, no nos frustramos. Nos gozamos en esas debilidades.

Puede haber dos personas en la misma habitación de un hospital, llevando una situación dolorosa de formas muy distintas: uno con tristeza, desazón, ansiedad; otro con esperanza, calma, paz y confianza. Ese gozo es por estar en la presencia del Señor.

Cuando viene prisión, persecución o tribulación por causa de Cristo, sabemos que es una oportunidad para extender su Reino, Su Justicia, evangelizar a los perdidos y orar por los enfermos. Otros caen en graves depresiones, hasta intentos de suicidio y profundos tormentos del corazón.

Pruebas de Fuego

A veces queremos aplausos y reconocimientos de este mundo, pero el Señor nos los dará en la cruz, en el sacrificio, en la muerte al pecado y al mundo, al dar nuestras vidas por los demás.

Pablo decía que estas breves tribulaciones eran momentáneas, aunque pasó tremendas persecuciones que no se pueden comparar con muchas de nuestras luchas.

A veces decimos: “YA NO AGUANTO MÁS”, pero Dios está contigo. Recuerda: Todo lo puedo en Cristo que me da la gracia, me sostiene, me consuela, me abraza, me escucha.

Gratitud en Todas las Circunstancias

Cuántas veces nos falta mansedumbre y humildad para soportar las pruebas y contestamos, reprochamos o culpamos a otros. Demos gloria a Dios cada día, y también por los días malos.

Hay luchas que no podemos conquistar solos; sólo en las fuerzas del Señor podremos vencer el mal. Al final, vemos que hemos sido bienaventurados en el Señor, que nos ha guardado y, atravesando el valle de lágrimas, encontramos su fuente de vida, su aliento, su fortaleza y respaldo.

Confianza en la Protección de Dios

Que nunca nos falte el aceite de la unción y su gracia para hacer su obra. No perdamos la rectitud ni el respaldo del Señor. Aprendamos a confiar en Él, incluso cuando nos metan en el horno y suba la temperatura; ese calor no nos hará daño, porque el Señor nos protege del fuego del mundo.

"Probadme —dijo—, para ver si no cumplo mis promesas de estar con vosotros hasta el fin de vuestros días."

Confiemos en su provisión; el maná llegará. Nos llevará a las orillas del Mar Rojo y, aunque vengan los carros del Faraón, debemos confiar hasta el final y veremos su victoria.

Acercándonos al Trono de la Gracia

Oración

Señor, tu gracia es para el oportuno socorro. Que en ese crítico momento no perdamos la fe, no te ofendamos con queja o incredulidad y que no se apague la llama en nuestras vidas. Amén

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