Jehová Jireh: El Señor Que Siempre Provee

Por Daniel Díez - Devocional 13 de agosto 2025.

Devocional de hoy

Jehovah Jireh: El Señor Que Siempre Provee

El Señor me ha estado inquietando durante días con una palabra: Dios se encarga, Dios provee. Esta convicción no solo es personal, sino que deseo compartirla porque es palabra del Señor. Él ya ha provisto, provee y proveerá.

La fe de Abraham: Dios ya ha provisto

En Génesis 22, Abraham lleva a su hijo Isaac al monte Moriah. Aunque Isaac nota la ausencia del cordero para el sacrificio, Abraham responde: “Dios se proveerá de cordero”. Sabía que Dios estaba en control, aunque el sacrificio que se disponía a hacer era su propio hijo. Esta confianza y obediencia revelan la fe de Abraham. Él sabía que Dios ya había provisto, incluso cuando parecía no haber salida.

Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.

Genesis 22:8

El carnero en el zarzal: una imagen profética de Cristo

Abraham no solo subió con su hijo, subió con fe, y su fe no fue avergonzada. El carnero apareció, atrapado por los cuernos en un zarzal, ya con una corona de espinas. Imagen profética de Cristo, quien fue nuestro sacrificio. Dios ya se ha encargado, como lo hizo entonces, lo hace hoy, y lo hará mañana. Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos.

¿Qué pedimos cuando oramos?

Muchos piden el fin de la pandemia, salud o paz, pero el Señor nos invita a examinar el propósito detrás de nuestras peticiones. ¿Oramos para volver a las terrazas o para que se haga su voluntad? Pedimos paz para el mundo, pero no hay paz en nuestro corazón, ni con nuestros vecinos. Oramos por el hambre en el mundo, pero no compartimos lo que tenemos. Tenemos grandes deseos, pero no obedecemos en lo pequeño.

La fe es obediencia radical

La fe no es sentimentalismo, es obediencia radical. Abraham obedeció sin saber cómo acabaría. Su confianza quedó establecida cuando nombró aquel lugar Yahveh Jireh: “El Señor proveerá”. Cada uno de nosotros debe levantar ese altar de testimonio, diciendo: hasta aquí nos ayudó el Señor (Eben Ezer).

¿Por qué dudamos si Él nunca ha dejado de proveer?

Al inicio del ministerio éramos pocos, y Dios nunca falló. Hoy somos miles, y Dios sigue sin fallar. Pero muchas veces pedimos para nuestra comodidad: para tener ropa, comida, tranquilidad emocional. Alimentamos el cuerpo y el alma, pero descuidamos el espíritu. Somos como muertos vivientes: bien alimentados físicamente, pero espiritualmente pobres.

Pidamos con propósito

No pidamos solo para nuestro bienestar.
Pide para hacer la voluntad de Dios. Si pides una esposa, que sea para servir juntos. Si pides bendición, que sea para dar más. Si pides crecimiento, entiende que más responsabilidad requiere más renuncia. El Señor no busca obras por objetivos o premios. Dios quiere un corazón conforme al suyo, no un corazón que hace el bien para sentirse mejor.

Alineados con el corazón del Padre

Pidamos según el corazón del Padre.
Jesús dijo: “Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy”. No se trata solo de pedir juntos, sino de estar de acuerdo con Cristo. Lo importante no es que tú y yo estemos de acuerdo, sino que estemos alineados con la voluntad de Dios.

La provisión de Dios cumple su propósito

La provisión de Dios no es para satisfacer caprichos, sino para cumplir su propósito.
Muchos piensan que dar traerá multiplicación. Pero el verdadero privilegio es dar sin esperar nada a cambio.

Si Dios multiplica, es para que sigamos dando más. Cuando vaciamos nuestras despensas para alimentar a los necesitados, no fue por estrategia espiritual, fue por obediencia y compasión. No nos preocupemos por el mañana, Dios ya se encarga.

Un nuevo corazón, un nuevo orden

Dios quiere cambiar nuestro corazón: dejar el egoísmo, el sentimentalismo y el pensamiento carnal. El Señor desea poner en nosotros el corazón de Cristo, para que nuestros deseos sean los suyos. Su voluntad es perfecta, mientras que la nuestra es limitada, emocional, instintiva. El corazón que ora conforme a su voluntad, ese recibirá todo lo que pida, porque ya no pide para sí, sino para agradarle.

Amor en acción, no solo en palabras

“No amemos de palabra, sino con hechos y en verdad.” 
Quien ve necesidad y cierra su corazón, no tiene el amor de Dios en él. Nuestra fe se afirma al actuar. Si Él nos ha traído hasta aquí, ¿por qué dudar ahora? Tengamos confianza, pues mayor que nuestro corazón es Dios. Y si ni eso basta, creamos en su Palabra.

Oración final

Oración: Señor, tú quieres con tu espada de 2 filos, poner en nosotros un nuevo corazón.
Un corazón conforme a tu voluntad. Un corazón que desee, que anhele lo mismo que tú. Sin preocuparse, porque Tú te ocupas, Señor.
¿Para qué entrar en temores? ¿Para qué entrar en miedos, en angustias, en tribulaciones? Si tú te ocupas, Señor. Por encima de todo estás tú.
Hasta aquí nos has traído, hasta aquí nos has ayudado, y confiamos en que lo vas a seguir haciendo, Padre.