¿Con qué me presentaré este año delante del Señor?

Por Benito Chicharro - Devocional 2 de octubre 2025.

Devocional de hoy

Con qué me Presentaré Este Año Delante del Señor?

Introducción: ¿Con qué me presentaré delante del Señor?

“¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?”

¿Con qué me presentaré este año para que las cosas vayan por buen camino? Con qué me voy a presentar delante del Señor, porque él nos ha honrado con un don inefable y glorioso que es la persona de Su hijo y Él ha tomado la iniciativa ofreciéndonos ese presente, ahora ¿Qué presentes en mi vida pueden ser gratos al Señor?

Los presentes de los sabios de oriente

Los sabios de oriente trajeron presentes al niño que había nacido en Belén, guiados por la estrella. Dice que cuando llegaron al sitio donde había nacido Jesús, le ofrecieron presentes como dice Mateo 2:11

“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.”

Mateo 2:11

El oro: una fe preciosa

El Oro está representado como aquello que es de mucho valor, es imperecedero e incorruptible, y era con lo que se tributaba a los reyes. El oro en términos espirituales está representado con algo más precioso que el oro: nuestra fe, que es probada con fuego.
La fe es un presente que tenemos que ofrecer a Dios, porque sin fe es imposible agradarle. Si queremos acercarnos a Dios necesitamos tener fe, necesitamos creer que existe y que hay un Dios. Ese presente es mucho más preciado que el oro.

El incienso: oraciones de los santos

El incienso representa las oraciones de los santos que suben como un incienso grato delante de la presencia de Dios. Nuestras oraciones en este año van a hacer falta más que nunca. La oración es necesaria para nuestra defensa.
En Efesios 6 se habla de todas las piezas relacionadas con la armadura de Dios, pero siempre omitimos el final que le da sentido:

“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.”

Efesios 6:18

Si no oramos, todo lo demás carece de sentido. La oración, el ruego y la súplica delante del Señor es incienso, es grato y obtiene resultados.

La mirra: sufrimiento y victoria en la cruz

La mirra nos habla de los sufrimientos y padecimientos, porque era con lo que se embalsamaba a los cadáveres. Nos habla de las penalidades: como siervos del Señor vamos a tener que sufrir.
Tendremos bendiciones, pero también aflicciones. Son dos pilares que formarán parte de nuestra vida. Presentemos nuestros cuerpos como un sacrificio vivo.

Las personas que no tienen claro lo que es la vida cristiana, cuando viene el tema de la cruz, se convierten en enemigos directos de ella, porque no interpretan que, como Cristo fue crucificado, nosotros debemos tomar el lugar de Jesús. Como dice el apóstol: “ya no vivo yo sino Cristo vive en mí.”

La cruz forma parte de nuestro legado, porque es allí donde llevaremos nuestras pasiones y deseos, y tendremos victoria sobre ellos. A través de la cruz, Jesús nos dio la victoria sobre la muerte y el pecado. Como dice 1 Corintios 15:54-57:
“Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.”

Aún hay personas que tienen miedo a la muerte. Cuando alguien no tiene esperanza y no tiene a Cristo en su vida y se enfrenta a la realidad de la muerte, tiene miedo de dejar bienes materiales y personas queridas. Pero, a pesar de que venimos a este mundo desnudos, no nos vamos a ir desnudos: nos vamos a ir revestidos de forma celestial y con el mejor de los regalos, que es Jesucristo.

Presentes gratos en nuestra vida

1. Vida reconciliada con Dios y con los hermanos

“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.” Mateo 5:23-24

Debemos reconciliarnos con los hermanos antes de presentar cualquier presente al Señor. Todos somos miembros de un cuerpo; no podemos prescindir unos de otros. Si alguno no ofende palabra y hecho, debemos dejar la ira y desechar el enojo, porque nos hace culpables de juicio. El amor contrarresta el enojo.

“Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.”

1 Timoteo 2:8

2. Vida en orden y santidad

Una vida en orden agrada al Señor: sin vicios, llena del Espíritu Santo.

“Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.”

Proverbios 25:28:

Si nuestro espíritu no tiene rienda, somos como una ciudad sin muro, expuesta al enemigo. No podemos presentarnos ante el Señor con vidas vacías, sino llenas del Espíritu Santo.

3. Vida rendida al servicio del Dios Altísimo

El servicio a Dios debe ser sin reservas ni condiciones. Somos siervos de la justicia y la verdad, no esclavos. Antes estábamos cautivos de la voluntad del diablo, pero ahora recibimos la gracia de Dios.

4. Vida de gratitud a Dios

“Y respondiendo Ezequías, dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora a Jehová; acercaos, pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la casa de Jehová. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todos los generosos de corazón trajeron holocaustos.”

2 Crónicas 29:31

Debemos servir a Dios con gratitud, temor y reverencia. La gratitud nos recuerda que todo lo que tenemos es por gracia, no por mérito propio. 1 Corintios 15:57:
“Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.”

Conclusión

Seamos agradecidos y, a través de esa gratitud, sirvamos a Dios con temor y reverencia. Presentemos nuestros cuerpos en sacrificio vivo, nuestras vidas al servicio de Dios, rendidos a Su voluntad perfecta y sigamos cogidos de Su mano, yendo por donde Él diga.